lunes, 1 de mayo de 2023

Gratitud

 Cuando se te da algo, sé agradecida y aprende; cuando no se te dé, sé agradecida y aprende más


Hace escasos días, Rafael Nadal daba una rueda de prensa para explicar que no se presentaría al torneo de Roland Garros 2023. Una vez que el deportista había comunicado su decisión, una periodista le preguntaba cómo se sentía al no poder competir en un torneo tan emblemático para él. La respuesta con toda naturalidad fue que se sentía como cualquier persona a la cual le gusta mucho hacer una cosa pero no puede; y añadió, que se sentía tan afortunado por la vida que tenía y todo lo que había vivido hasta el momento que no consideraba lugar para quejarse. Muchas personas pueden pensar que no se queja porque no necesita el dinero que podría haber ganado con su participación; pero detrás de la respuesta de Rafael Nadal hay mucho más que la falta de necesidad económica, hay agradecimiento. 

G.K. Chesterton escribió que “la gratitud, siendo casi el mayor de los deberes humanos, es también casi el más difícil". Agradecer es reconocer que otros nos han dado algo de valor, y lleva intrínsecas la admiración y la alegría por lo recibido; también hay asombro y aprecio por la vida; al sentir gratitud se siente que algo bueno ha pasado y se reconoce que el otro es responsable en gran manera; podríamos concluir que agradecer es distinguir un favor que no es ganado pero que se nos da de manera intencional. La gratitud reconoce el regalo recibido y este reconocimiento es puramente relacional, es decir, pro-social, trata de mi pero en relación al otro, al cual aprecio y al cual soy receptivo. Debido a que la gratitud reconoce un regalo recibido, es intrínsecamente relacional y, por lo tanto, 'prosocial'. La gratitud se trata tanto de mí como del otro, de quien he recibido y al que aprecio. Se puede resumir como que “las personas altamente agradecidas, en comparación con sus contrapartes menos agradecidas, tienden a experimentar emociones positivas con mayor frecuencia, disfrutan de una mayor satisfacción con la vida y más esperanza, y experimentan menos depresión, ansiedad y envidia. Tienden a ser más prosociales y más empáticos, indulgentes, serviciales y solidarios, así como menos centrados en actividades materialistas, en comparación con sus contrapartes menos agradecidas.

Para los cristianos, la dimensión diferencial en la gratitud es la creencia en Dios, como origen de todo lo que se da, en la relación habitual que mantiene con sus hijos e hijas. El cristiano agradece a Aquel que ha dado, que da en el momento presente y que es confiable para afrontar el futuro porque seguirá dando. Ignacio de Loyola estructura la Contemplación para alcanzar el amor en el reflejo de este compromiso del pasado, con el presente y con el futuro para con la gracia otorgada a cada vida y en el mundo entero y que procede de manera intencional de Dios. 

Pero no podemos negar la presencia de la ingratitud

Las personas cuya educación, carácter, temperamento o inculturación son propicias para el rasgo de gratitud pueden sentirse desconcertadas por el rasgo de ingratitud e incapaces de comprender por qué la gratitud no llega fácil y naturalmente a todos. Cuando Jesús sanó a diez leprosos (Lucas 17, 11-19.) tan solo volvió uno a expresar su gratitud. La gratitud se sabe que no es tan común; es un don, el don del agradecimiento. Algunos ojos miran al mundo con gratitud de manera natural; para otros, la mirada agradecida no se da fácilmente y necesitan pedir y acoger la gracia de la gratitud, una gracia que recibimos. La llamada ingratitud quizás no sea una condición única sino que agrupe a varias. Existe, por ejemplo, la ingratitud del derecho como antítesis de la humildad (merezco todo lo que recibo); o la insatisfacción que nace del deseo por algo y lleva a la envidia (si es para mi, ¿porqué no se me da?).

Entonces, ¿cómo se puede cultivar la gratitud en la vida?

Como todos los dones dado por la divinidad, la gratitud puede cultivarse y crecer en la persona. Sintéticamente, se consigue mediante tres acciones:

  • comportamiento agradecido, adoptando prácticas de gratitud, 

  • mentalidad agradecida, cultivando una actitud diferente,

  • siendo receptivos, es decir, orando para que la gracia de la gratitud sea concedida. 

Según la Contemplación para alcanzar el amor de Ignacio de Loyola, la gratitud dispone el corazón para poder recibir más, apreciar más, amar y ser amado más. La gratitud puede ayudarnos a preparar nuestros corazones para recibir a Cristo. La gratitud alinea el pasado (recordar) y el presente (prestar atención) para bendecir el futuro. Es un vivero de confianza y felicidad. Se puede practicar la gratitud; pero a veces, por la gracia de Dios, la gratitud simplemente sucede: llega, gratuitamente, como regalo.

Recuerdo que en casa ante cualquier situación inesperada siempre se oía la misma frase: cuando se te da algo, sé agradecida y aprende; cuando no se te da, sé agradecida y aprende más, una invitación siempre a agradecer y también una invitación a aprender.


A lo largo de la vida, atravesamos situaciones que creemos injustas y sentimos frustración cuando aquello que consideramos legítimo se desvanece y queda fuera ya de nuestro alcance. En estas situaciones es cuando vemos la capacidad de gratitud de las personas; en estas situaciones vemos si las personas agradecen lo recibido sea o no lo que esperaban, si agradecen lo que se les da como si no se les niega, si agradecen, en definitiva, la vida. Algunas personas arrastran frustración tras frustración aunque tengan un trabajo bien considerado, amigos y familia. Son personas que edifican su vida sobre lo que consideran prestigio, un prestigio que tiene los pies de barro. En ocasiones son personas tan profundamente heridas por aquello a lo que se consideraban con derecho y que nunca les fue dado que la envidia y el rencor se apodera de ellas. Son personas heridas a lo largo de su vida, seguramente desde su infancia; pero sobre todo son personas heridas de ingratitud, que no saben ver todo lo demás que el Absoluto ha
puesto a su alcance. 

La invitación sigue en pie: cuando se te da algo, sé agradecida y aprende; cuando no se te da, sé agradecida y aprende más.