miércoles, 14 de agosto de 2019

El espacio interior de acogida

Es cierto que abrimos y cerramos la puerta de nuestra casa dependiendo de la persona que tenemos delante. Pero, a veces, por impresiones subjetivas no somos capaces de abrirla para otros, que, a priori, no nos caen tan bien o con los que no congeniamos por alguna razón o idea que nos hemos creado; en la mayoría de los casos, esta imagen es falsa.

Lo digo - escribo - por experiencia. Alguna vez he debido dar un paso atrás y reconocer a la persona de la que me había hecho una idea equivocada, tal vez por no dedicarle el tiempo suficiente, tal vez porque me explicaron algo sobre ella, tal vez... quién sabe!

La casa a la que hago referencia no es la física, de hecho,sino que hacía referencia a nuestra casa interior, ese espacio de acogida que todos tenemos como personas y en el que damos cabida a otras personas. Este espacio existe, por pequeño que sea, en todos nosotros y, de la misma manera, nos cuidamos de él.

Al igual que en nuestra casa física ordenamos, quitamos trastos y "hacemos espacio" podemos, en nuestro espacio interior, limpiar las ideas preconcebidas y tirarlas, podemos hacer espacio a nuevas personas a las que acoger, escuchar y cuidar. Todos podemos.